por Tatyana Zambrano y Roberto Ochoa
Maestría en Artes Visuales
UNAM
El año pasado, con balígrafo en mano, se firmó el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC. Después de más de 50 años de balas y bombas y monte y brujería ideológica y noticias de mierda, se firmó la negociación. Varios años atrás, la cabeza nos empezó a dar vueltas porque no alcanzábamos a imaginar el fin de una situación en la que habíamos estado metidos toda la vida. A nosotros en particular nos causaba cierta cosa agridulce, porque sí, era el inicio del fin de tanta violencia pero, al mismo tiempo, ese fin se daba cuando la situación social en Colombia provoca llanto y porque los sueños que algún día tuvieron las FARC siguen sin realizarse. En todo caso, la lucha se había alejado kilómetros de los ideales iniciales y todo este tiempo de guerra se había vuelto una pesadilla gonorrea que ya merecía terminarse.
Muchas preguntas saltaban con este proceso. ¿Qué escenarios futuros se abren cuando las FARC entregan las AK47? ¿Qué implica que dejen de ser guerrilla para convertirse en partido político? Para nosotros este cambio implica la institucionalización de la rebeldía. Y nos preguntamos: ¿Cómo se va a contar la historia a las nuevas generaciones? ¿Serán revolucionarios? ¿Quién votaría por ellos? ¿Los van a matar? ¿Será que son conscientes de lo que exige el mundo hoy? ¿Tienen escrúpulo y moral para hacer política?
Como respuesta a estas preguntas, el año pasado hicimos un proyecto que se llama Compañeros, YO ME ENCARGO!, en el que elaboramos la nueva imagen institucional y todo el marketing de las FARC como nuevo partido político. Este año, creamos La Vernissage del Museo de las FARC. Este museo se plantea inicialmente como un museo ficticio que, sin embargo, en algunos años más, podría volverse realidad. Este proyecto, que sería casi imposible de presentar en Colombia, por aquello de la alt-right criolla en tiempos de postconflicto, se presenta actualmente en la Ciudad de México, la ciudad donde todos los museos son posibles.
La exhibición presentada en Bikini Wax EPS está dispuesta en tres momentos: el primero es un aviso de neón de “Vernissage Museo FARC”, el segundo es un video donde el visitante se sumerge y camina adentro del Museo con el audio de una Vernissage en Francia y, el tercero, la maqueta dentro de la selva.

Aviso neón Vernissage Museo FARC en Bikini Wax
Los objetos, monumentos y detalles que se presentan en este espacio para promover la memoria de la guerrilla más antigua de América Latina parten del imaginario creado por las publicaciones de la website de las FARC y de los contenidos mediáticos vinculados con la guerrilla y el proceso de paz.
Cuando se inicia el recorrido parece ser un museo histórico tradicional, contemporáneo, con la cronología y la historia de las FARC pero, a medida que se avanza, las piezas, las escenificaciones y los espacios van adquiriendo un carácter más irónico, más sórdido y más monstruoso, tomando una forma más crítica, posicionando a la guerrilla en el complejo proceso de transición y de institucionalización de la rebeldía que atraviesa en la actualidad.

Video Vernissage Museo FARC en Bikini Wax
Para la museografía, tomamos como referente al Museo del Comunismo de Praga y planteamos un juego con la escala en la puesta en escena de detalles que se salieran del museo para acentuar y resaltar irónicamente los objetos. Por ejemplo, a la entrada hay un mini monumental Marx con forma de oso que alude a una estatua gigante de Stalin que hay a la entrada del Museo del Comunismo; los otros tres monumentos, igualmente mini monumentales, son conmemoraciones a comandantes que murieron en la selva durante el conflicto: Manuel Marulanda, fundador de las FARC, Alfonso Cano y el Monojojoy. También hay un monumento a las mujeres Farianas, que son las guerrilleras de las FARC, que actualmente tienen un grupo feminista creado en la guerrilla, “Las Farianas”.

Mini monumento a Marx junto a la cronología de las FARC
Hay dos escenificaciones: La primera, El cambuche guerrillero, se refiere a las construcciones de palo y plástico en la selva donde los guerrilleros tenían que dormir y que son construcciones precarias con hamacas. Nos interesaba recrear este escenario porque, para la cotidianidad de las FARC, éstas eran casitas temporales, ya que la guerrilla no podía estar en el mismo lugar por más de tres meses, pues tenía que estar moviéndose para evitar que los ubicaran. Pensamos en cómo algo tan rudimentario, precario y efímero se detiene en un museo para ser contemplado y, hasta cierto punto, inmortalizado. La segunda, El domingo sancocho guerrillerada, escenifica una noticia mediática que ocurrió en Colombia el 31 de diciembre de 2016: resulta que algunos de los guerrilleros y algunos de los representantes de la ONU se pusieron a bailar durante el festejo y pues casi se echa a perder todo el proceso de paz porque, supuestamente, no podían intimar. Nos interesa mostrar cómo el absurdo se asoma en procesos que parecen estar cargados de una absoluta racionalidad… Y cómo a las FARC parece negársele la diversión.

Escenificación de El domingo sancocho guerrillerada
Otra de las piezas del museo es El combate en vivo de FARC en realidad virtual. Trata sobre el imaginario de la guerra para quienes no la han vivido de manera directa y el nivel de exotización que hay en Europa sobre la izquierda armada latinoamericana, como unos hombres salvajes rebeldes que luchan por sus ideales. Queríamos criticar cómo toda esta experiencia tenía el potencial de convertirse en un atractivo turístico.

Maqueta Vernissage Museo FARC en Bikini Wax
Para la inauguración, que fue el 6 de mayo de este año en Bikini Wax EPS, hicimos un sancocho, que es un caldo con yuca, plátano, pollo, carne, zanahoria y guineo, que se cocina para grupos grandes y pobres, y que es conocido en la guerrilla como «caldo de guerra».

Flyer Vernissage Museo FARC en Bikini Wax
Nuestra intención es mostrar las consecuencias y derivaciones que se desatan después de una guerra, es decir, lo que conlleva el proceso de paz para los colombianos, a través de la creación de realidades que podrían o no ocurrir y los espacios–institucionales o no–que aquellas ocuparían en el transcurso de este proceso.

Tienda de regalos del museo en Bikini Wax