por CECLI
Esta vez nuestro album amicorum cayó en las manos de una de nuestras primeras amigas, Jimena Castro, especialista en relatos autobiográficos de monjas coloniales conocidas por la sensualidad de sus experiencias místicas, como Úrsula Suárez y santa Rosa de Lima, y sus referentes europeos, Hildegarda von Bingen y santa Catalina de Siena, entre otras. Aficionada a la música de Javiera Mena, docente universitaria, hincha del fútbol de selección, seguidora de la serie Mad Men y poseedora de un excepcional sentido del humor, Jimena nos invita a conocer 10 objetos que forman parte de su diario vivir e inspiran su trabajo cotidiano.
1. Libreta inspirada en la Revolución cultural
Cuando empecé el doctorado, mi marido me trajo de China esta libretita para motivarme a estudiar. La guardé para tomar los apuntes de las preguntas que me hicieron en la defensa de la tesis, para cerrar el ciclo. Adentro tiene timbres inspirados en la propaganda de la revolución cultural china y están mezclados con comentarios sobre las colonias americanas.
2. Tazones
Uno es de Mr. Darcy que me encanta porque también se parece a Juan Gabriel. El otro de Grace Kelly y es multimedial, porque siempre se me pega la canción de MIKA.
3. Soneto de sor Juana Inés de la Cruz
Con mi abuela paterna siempre tuvimos gustos parecidos y una enorme compatibilidad en varios aspectos. Pasó sus últimos años con alzheimer, así que no podíamos conversar mucho verbalmente, pero sí lo hacíamos con gestos y canciones. Cuando murió, he ido descubriendo sus apuntes y recortes, donde recolectaba noticias, recetas y poemas que aparecían en diarios y revistas. Este lo guardé con especial cariño, porque es uno de mis sonetos favoritos de sor Juana y me calza mucho con la vida de mi abuela.
4. Códice de Berlín con obras de Hildegard von Bingen
Este microfilm contiene la Lingua ignota de Hildegard, un lenguaje que ella inventó, pero que no alcanzó a terminar. Se trata de una enorme y detallada lista en el que la religiosa escribe la palabra en latín y luego, su propia invención. «Scorinz» significa corazón, «maiz», madre, «guchiz», bola de lana y «dilizanz», espada.
5. Lámina Mad Men
Quería tener en mi casa algo explícitamente madmediano, así que encargué por Etsy esta lámina que muestra el nombre de la bebedora oficina de publicistas.
6. Anillo matrimonial de santa Rosa de Lima
Rosa de Lima fue la primera santa americana y modelo de vida de muchas religiosas de las colonias. Pero ella también imitó un modelo hagiográfico medieval, que fue el de santa Catalina de Siena. Tanto Rosa como Catalina afirman haber contraído matrimonio espiritual con Cristo, con un anillo de por medio. Este es el que se confeccionó la misma Rosa de Lima con ayuda de su hermano y se conserva en el santuario de santa Rosa de Lima, en la misma ciudad.
7. El corazón en la cruz
Esta es una de las imágenes que recolecta el medievalista Jeffrey Hamburguer. Las vio en el monasterio de santa Valburga, al sur de Alemania y habrían sido confeccionadas por una o más monjas benedictinas alrededor del año 1500. Se pueden ver en el libro del mismo autor, Nuns as artists. Esta en particular es bien intensa, pues vemos a la misma monja representada en el corazón de Cristo con la figura de la mandorla. A este lugar parece haber llegado a través de una escalera llena de filacterias. Todo tiernamente observado por los ojos de Cristo crucificado.
8. La misa de san Gregorio
Una muestra maravillosa de lo que Carolyn Walker-Bynum denominó la «christian materiality». Consiste en que el entonces papa (590-604) se encontraba celebrando una misa en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma, cuando se le aparece en el altar el cuerpo de Cristo junto a los instrumentos que lo torturaron en su Pasión. Gregorio habría mandado a pintar la escena, en una representación que no se encuentra disponible. Como toda leyenda, las versiones de la aparición cambian, pero permanece la idea de Cristo herido en el altar bajo la figura del Varón de Dolores: «Despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores y familiarizado con el sufrimiento, y como uno ante el cual se oculta el rostro, menospreciado sin que le tengamos en cuenta» (Isaías 53, 3). Esta imagen consiste en una copia inspirada en la misa de san Gregorio de Durero y es de la Escuela del Cusco del siglo XVIII. Pertenece a la Colección Barbosa-Stern, Lima.
9. Monja coronada
Esta mujer es Sor María Ignacia Candelaria. Una joven religiosa que posa para un retrato muy común en el México virreinal del siglo XVIII: las monjas coronadas. Se pintaban a las mujeres con estas coronas de flores de papel y que también portaban objetos piadosos. La idea era inmortalizar el momento de la profesión solemne de la monja, generalmente por encargo de su familia. La corona representa la victoria de la vida sobre la muerte y me parece que son retratos que no podrían explicar mejor aquella dicotomía barroca que oscila entre lo material y lo espiritual.
10. Carta sin título de Mirtha Dermisache
De los años setenta, esta es una de las tantas cartas ilegibles que escribió la artista argentina Mirtha Dermisache. Su obra, que se encuentra sutilmente ubicada entre el arte y la escritura, es muy sugerente y estimula a pensar sobre lo que se puede o no se puede descifrar de un texto.