por Francisco de Segovia
Escuela de Diseño UC
Referirnos a la memoria de doña Ingeborg Schwarzenberg de Schmalz (Osorno, 1914) es sumergirnos en el pasado para indagar en la conformación social chileno-alemana del sur del país. El Padre Gabriel Guarda le dedica su obra magna: La Sociedad en Chile Austral antes de la Colonización Alemana 1645 – 1850 (2006) y aunque obviamente dicha publicación no se centra en el proceso de inmigración como tal, es con el título mismo, que deja de manifiesto que fue ese el hito que marcó un punto de inflexión sobre el desarrollo histórico, económico y cultural de toda la zona.
Quizás han sido los alemanes, con su amor por la naturaleza–inevitable pensar en el romántico Hölderlin–, que con tanto ahínco han cuidado sus propias raíces. En efecto, lo que la cultura colonial española ostentó con sumo afecto, bien supo asociarse a la alemana en lo referente a la historia familiar durante el siglo XIX. En paralelo, pero en un modo de aproximación distinta, la cultura mapuche no desde la gráfica sino desde su oralidad, ha sido un referente local eminentemente autóctono y diferenciado de expresión en torno a la honra de antepasados, lo que también nos motiva a pensar en una transversalidad primigenia que para el género humano constituye el aprecio hacia sus orígenes según el ethos de cada pueblo. Pero sin querer apartarnos del asunto, es valioso subrayar que fueron tres culturas y su interés ancestral las que con y desde sus particularidades cohabitaron el verdoso Sur chileno, entre bosques, ríos y lagos.
- Reverso medalla conmemorativa del Primer Centenario de la Colonización Alemana (1952).
Aunque la fecha es indicativa de la Colonia de Llanquihue, la efeméride tiende al proceso en su totalidad.
Colección Francisco de Segovia.
Los árboles son sin duda uno de los referentes gráficos más antiguos en lo que respecta a la visualización de datos. El investigador y diseñador portugués Manuel Lima así lo ha demostrado en su libro The Book of Trees: Visualizing Branches of Knowledge (2014), categorizando y mostrándonos documentación de esta línea presente durante ocho siglos. El autor establece nueve capítulos con las diversas formas que estos árboles adquieren, desde el más tradicional apegado al referente de la naturaleza, hasta mapas circulares y rectangulares según sean los fines comunicativos y la adecuación de las variables informativas. De tales tipologías, son los árboles específicamente genealógicos el ejemplo por excelencia y de mayor popularidad.

Portada del libro de Lima, publicado bajo el sello editorial Princeton Architectural Press. 2014
Este modo de visualización bien lo supo reflejar doña Ingeborg en sus bordados, ejecutados con la misma precisión que los datos documentales y archivísticos que revisten su obra. La confección análoga revalorizada en la actualidad en contraste al asedio tecnológico e informático, nos exhorta a mirar al pasado una vez más, sobre todo cuando ello se liga directamente a la conformación de la identidad de los individuos. De ella consta la autoría de dos ejemplares del que tenemos noticia, uno presente en el Museo Histórico y Antropológico Maurice van de Maele (Valdivia, Chile) y otro que hemos podido conocer en su círculo más cercano, relativo a un cuadro confeccionado para un nieto donde se aprecia en formato similar al del museo, la ascendencia de este hasta los apellidos de sus 16 tatarabuelos.

Galería de árboles genealógicos. Museo Histórico y Antropológico Maurice van de Maele (Valdivia, Chile). Fotografía: Nicolás Rilling.
El ejemplar que hemos fotografiado perteneciente al Museo valdiviano, se sitúa colgado en el contexto de un pasillo que permite la transición del área central de la antigua casona Anwandter, hacia otras dependencias, específicamente a los comedores privados y cocina. Acompañan a este cuadro, otras genealogías de renombre de la ciudad, nos referimos lógicamente a Kunstmann y Anwandter ; inmediatamente al lado, una fotografía familiar ca. 1895 donde figuran sus padres. Bordado minuciosamente en punto cruz, se aprecian 36 personajes correspondiente a la protagonista y sus ascendientes; con una paleta cromática plana pero diversa que le confiere una sutil y singular estética naïf.

Árbol genealógico bordado en punto cruz por Doña Ingeborg Sch. Con apellidos de sus antepasados. Museo Histórico y Antropológico Maurice van de Maele (Valdivia, Chile). Fotografía: Nicolás Rilling.
En 2005, el Semanario Cóndor (Deutsch-chilenische Wochenzeitung) con fecha 18 de febrero publicó una nota titulada Erinnerung an Ingeborg Schwarzenberg “Die Genealogin Chiles” donde se expresa la enorme calidad de su persona y se menciona la existencia de un gran cuadro genealógico de una familia alemana que estuvo expuesto en la Municipalidad de Puerto Montt, desconociéndose su ubicación ulterior. Destaca Gudrun Martin, la precisión matemática de su autora, cuestión lógica si al observar al menos el de Valdivia, uno no pueda “escindir del producto y proceso” (Sennett, 2009). Al fin y al cabo, se hace inevitable hacer parangón entre ambas actividades de la autora, ya que creemos, están indisolublemente unidas a la personalidad y actitud de nuestra biografiada, pues si para Richard Sennett “el artesano representa la condición específicamente humana del compromiso” (Senett, 2009, p.32), se nos viene a la mente de forma inmediata la producción de sus fichas genealógicas, que no pueden estar más acorde a la condición de esfuerzo y continuidad con solo imaginar su tránsito por archivos parroquiales de Osorno, Valdivia o La Unión, material que por cierto, hemos podido estudiar en la Biblioteca y Archivo Histórico Emilio Held Winkler a raíz del estudio de la familia Ruppertus (Rupertus).

Artículo en el Cóndor. 2005. Atención de Carlos Schmalz.
Recordar a esta gran genealogista, a través de una faceta paralela a su labor de investigadora, es valorar la cultura material en toda su expresión, especialmente al identificar en la materialidad de los objetos, por una parte, la necesidad humana de la producción física como respuesta al pensamiento abstracto, y por otra los roles que estos adquieren aún siendo “inertes”. Si en un ámbito más latouriano pensamos en la agencia de estos, es a su vez Hernández Romero (2005) quien propone también otro rol vital relativo a la transmisión del pasado, y esto, dice la autora, entendiendo que el pasado no existe como tal más que en el presente de los sujetos, pero donde los objetos son capaces de guardar esa memoria que hace posible establecer la conexión a ese “tiempo” que podríamos catalogar de diferido e imaginario. En nuestro caso particular, las imágenes que surgen luego del análisis de los bordados de doña Ingeborg, aún somero por ser una etapa inicial, son diversos y no necesariamente divergentes. Desde el proceso productivo mismo de las piezas (handwerk), repensar las significancias de las actividades para el ocio de hace un par de décadas–desfasadas pero valoradas–, y finalmente los roles de la mujer en los procesos sociales y familiares, donde sin duda, la genealogista osornina, debió haber sido también un referente, de sabiduría, cultura, memoria y tradición.
Bibliografía
GUARDA G. (2006). La Sociedad en Chile Austral antes de la Colonización Alemana 1645 – 1850. Ed. Universidad Católica, Santiago de Chile.
GUARDA G. et Rodríguez H. (2013). Casas de Valdivia. Herencia alemana. Ed. Ograma Impresores, Santiago de Chile.
LIMA M. (2014). The Book of Trees: Visualizing Branches of Knowledge. Princeton Architectural Press.
MARTIN G. (2005). Erinnerung an Ingeborg Schwarzenberg “Die Genealogin Chiles. Publicado en Semanario Cóndor, 18 febrero 2005. Atención de don Carlos Schmalz.
HERNANDEZ ROMERO Y. (2012). Persistencia del pasado a través de los objetos del presente. En Revista Sociedad y Economía, Sin mes, 99-121.
SENNETT R. (2009). El Artesano. (Marco Aurelio Galmarini, trad.) Ed. Amalgama, Barcelona. (Obra original publicada en 2008).