Reseña

‘Parafernalia. La curiosa historia de nuestros objetos cotidianos’ de Steven Connor

por Javiera Barrientos
Magister en Literatura
Universidad de Chile

2017-01-02 17.57.39

Parafernalia. La curiosa historia de nuestros objetos cotidianos (Ariel, 2012), del ensayista y crítico literario inglés Steven Connor, llegó a mí en medio de una librería del pasaje de libros Zócalo-Pino Suarez de Ciudad de México hace, exactamente, un año. La leí con la lentitud con la que se toma una buena copa de vino o se come un rico chocolate, saboreando cada uno de sus breves ensayos como si de una degustación se tratara. En voz alta, en voz baja, de corrido o a saltos, su lectura se me hizo extremadamente agradable no solo por el manejo de su prosa, sino por la facilidad y destreza con la que salta de un tema a otro o de una disciplina a otra. La ciencia, el arte, la literatura, la historia y la cultura material dialogan y se entretejen en un libro que consiste en 18 apartados dedicados a 18 objetos cotidianos que van desde las bolsas, los botones, los nudos y las llaves a los periódicos, los tubos, las golosinas y los cables. Además, ilustrado en pequeño formato y cuidada practicidad—pequeños dibujos cuadrados coronan el margen derecho de las doblepáginas a modo de índice de lectura—por Richard Green.

Connor abre el libro con una sucinta pero profunda explicación de lo que él denomina ‘objetos mágicos’ (en inglés el libro se intitula The Curious Lives of Magical Things) o en sus palabras objetos “investidos de poderes, asociaciones y significados y que, por tanto, no son sólo cosas dóciles, sino que constituyen signos, muestras, epifanías” (8). En el centro de sus ensayos no está, por lo tanto, la historia inmóvil o funcional de cada uno de los objetos que elige para conformar su colección, sino las relaciones, prácticas e historias que estos establecen con y a través de los sujetos que los utilizan, muchas veces excediendo sus propios usos asignados para ofrecernos “disposiciones más ricas, menos determinadas” (9). En su ensayo “Del sentimiento de no estar del todo”, Cortázar define la sensibilidad asociativa de autores como Connor mediante el concepto de lateralidad, es decir, el sentimiento de no-pertenencia y extrañamiento escritural de las estructuras cotidianas (35). En este caso, Connor se extraña del mundo que lo rodea, de pequeños gestos como lavarse las manos en un aeropuerto, ponerse o sacarse un par de anteojos, jugar con el botón de una chaqueta o guardar un peine en el bolsillo trasero del pantalón, y les otorga un sentido más amplio: el del juego y la reminiscencia. Parafernalia es una colección de objetos útiles pero innecesarios, “algo que está demás y, a la vez, nos es indispensable” (16), un conjunto de cosas que utilizamos todos los días y, por lo mismo, pueden resultarnos indiferentes. Como la magdalena de Proust, nos sacan del tiempo solo para traernos de regreso a él.

Dentro del repertorio de objetos ensayados por Connor, mis favoritos son los botones, nudos, peines, y alfileres—todos, ahora que lo miro en perspectiva, pequeños integrantes del toilette femenino. Fue inevitable no recordar o imaginar anécdotas e historias personales vinculadas a dichos objetos, como el descubrimiento igualmente absurdo y reciente de que algunas personas, la artista e investigadora Victoria Martínez entre ellas, le tienen fobia a los botones; mis primeras incursiones en el mundo de los cuatro ojos o la infantil fascinación por coleccionar cartas y láminas de álbumes. Y es que la escritura de Parafernalia, en sintonía con Mitologías de Roland Barthes, pone al mismo nivel la impresión y la comprobación, la sensibilidad y la ciencia. Juega con los sentidos que pueden extraerse de los usos y las formas de ciertos objetos y los transforma en signos, en un declarado ejercicio más cercano a la asociación libre que a la rigurosidad historiográfica. Cada uno de los integrantes de su colección y las historias que lo acompañan deviene en sistema semiótico mientras que Connor, a ratos erudito intérprete, a ratos historiador aficionado, intenta revelar la relación sintagmática entre ellos y sus usuarios.

Una de las pocas fallas del libro, desde mi perspectiva, se encuentra en la traducción. No por el hecho de que sea redundante o pobre sino porque muchos de los juegos léxicos en los que se basa su exégesis cultural se pierden y es necesario explicitarlos/explicarlos, reduciendo así el placer del texto. Uno de ellos, pero no el único, es la confusión que él mismo produce al ensayar al unísono los objetos ‘enchufe’ y ‘tapón’. Si en inglés ambos responden al significante plug, cuestión que permite al ensayista jugar con la idea de tapar/destapar y enchufar/desenchufar, obstruir (el agua) y conectar (la electricidad), en síntesis, de lo continuo y su contraparte, lo discontinuo; en español, el uso de dos palabras diferentes nos obliga a perdernos de la confusión léxica. Lo mismo ocurre con la carta o naipe y tarjeta de crédito, ambas, en inglés, denominadas cards.

Parafernalia es un libro sencillo y rápido de leer, a la vez que lleno de nudos y recovecos. Recomiendo su lectura en voz alta en tardes desocupadas o en largos viajes de carretera junto a un amigo, familiar o pareja—creo que es un buen libro para lo que me gusta llamar literatura de copiloto. Los comentarios, recuerdos, discusiones e ideas que suscita son, quizás, el mejor de sus hallazgos.

Información Bibliográfica
Autor: Steven Connor.
Traducción: Juan José Estrella González
Editorial: Ariel (Planeta S.A.)
Idioma: Español
Lugar de publicación: Barcelona
Año de publicación: 2012