por Manuel Alvarado Cornejo
Licenciado en Historia y en Estética
Francisco Castillo Cristi
Licenciado en Diseño y Bachiller en Bibliotecología y Archivística
Pareciera que nunca dejaremos de sorprendernos de cuánto tienen para contar los objetos personales acerca de sus propietarios, y de cómo éstos pueden convertirse en vehículos para interpretar, o incluso reconstruir, aspectos de su biografía y formas de vida. Esto fue lo que nos encontramos en la exposición “Isidora Goyenechea Gallo. Una gran mujer desconocida’’, organizada y curada por Patrimonio Histórico Familiar. Una muestra temporal cuyo relato pretende dar a conocer la vida y el universo privado de una de las personalidades femeninas más influyentes del siglo XIX chileno a través de un recorrido por una fascinante selección de los que fueron sus objetos personales y familiares.
La muestra que ocupará hasta el primero de abril la sala de exposiciones temporales del Museo Histórico Militar, se compone de diversos objetos de alto contenido estético y valor material que evidencian la personalidad y estilo de vida de la magnate carbonífera más relevante del mundo en su época, contándose entre ellos piezas de mobiliario francés, retratos familiares en distintos soportes y técnicas, vajilla, artículos de porcelana y cristal, imágenes religiosas e incluso vestidos e indumentaria en excelente estado de conservación.

Vista de la exposición “Isidora Goyenechea Gallo. Una gran mujer desconocida’’.
Este conjunto de objetos deja ver, entre otras cosas, una personalidad opulenta y piadosa, de gustos delicados, amante de las rosas y escenas románticas y, por cierto, por las huellas que dejó en sus cosas, completamente flechada de su hermanastro y posterior difunto esposo, Luis Cousiño. Ciertamente con la atmósfera refinada y sensible que proyectan sus pertenencias al interior de la sala, difícilmente podríamos dejar de percibir cómo ésta tensiona el severo entorno marcial y viril del edificio castrense que alberga temporalmente a la colección, la antigua Escuela Militar, contraste que nos conduce a reflexionar cómo su propia biografía también supone una tensión semejante, pues ella, una joven mujer heredera de una cuantiosa fortuna, debió insertarse en el severo y viril mundo empresarial del siglo XIX. Dentro de ese contexto, Isidora, a la cabeza de sus empresas, logró llevar adelante una exitosa dirección de negocios basada en la diversificación del capital y el progreso tecnológico, subvirtiendo los límites de las disposiciones de género propias de las mujeres de la élite.
Los objetos que acompañan a las personas, como hemos señalado con anterioridad, proporcionan valiosa información sobre sus vidas, aun más cuando se conservan como colecciones, permitiendo mapear sus existencias en distintas dimensiones y en las más diversas esferas. Sin embargo, resulta particularmente interesante cuando los individuos buscan conscientemente “autorepresentarse’’ en las cosas, mediante la incorporación de pequeñas marcas en ellas, huellas, que van desde la inscripción del nombre hasta el uso del propio cabello, guiños y gestos que hoy nos permiten leer, en el lenguaje objetual de las cosas, a los propios sujetos. Es por ello que a continuación nos abocaremos a la revisión de dos interesantes piezas expuestas en “Isidora Goyenechea Gallo. Una gran mujer desconocida’’, las cuales nos condujeron a esta afirmación: un plato y un tintero.
Durante el siglo XIX las familias oligarcas acostumbraban a incorporar en sus interiores domésticos las últimas modas europeas, para lo cual mandaban a hacer un sinnúmero de artículos personalizados y adaptados a las necesidades familiares a los más afamados talleres del Viejo Mundo. Uno de los casos más interesantes en este sentido, debido, entre otras cosas, a lo extendido de la práctica, corresponde a los juegos de vajilla ornamentados con monogramas. En la exposición es posible encontrar al menos cuatro juegos de vajilla de porcelana que datan del último cuarto del siglo XIX, pertenecientes a Isidora, dos de los cuales presentan el símbolo de la familia Cousiño. Dentro de este conjunto destaca un plato de porcelana inglesa, realizado ca. 1880 por la fábrica Minton, de estilo neoclásico decorado con festones de flores y efigies sobre un borde de color turquesa -el color preferido de Isidora Goyenechea por emular las tonalidades del mar-, rodeado por un filete dorado, en cuyo centro destaca el símbolo del clan conformado por Luis e Isidora.

Plato, Minton, Inglaterra, ca. 1880, porcelana esmaltada y dorada, s/d, Colección Particular. Foto: PHF
Los monogramas, de acuerdo con el Tesauro de Arte & Arquitectura, son “arreglos ornamentales de las iniciales o letras de un nombre, usados a menudo para indicar propiedad o patrocinio”, cuya historia se remonta a la Antigüedad y es equiparable a la de los escudos de armas. Esta forma de marcaje gozó de gran vitalidad durante el siglo XIX y las tres primeras décadas del XX, convirtiéndose en la forma burguesa preferida para “customizar” artículos tanto de uso íntimo como social. El caso de la familia Cousiño Goyenechea es relevante en este sentido, ya que Isidora empleó profusamente el apellido de su esposo, el cual ella también adoptó, en el Palacio de calle Dieciocho donde es posible encontrarlo inscrito en objetos tan variados como las cenefas de las cortinas, el mobiliario, las españoletas, entre otros. No obstante, el uso de este recurso en apariencia meramente “ornamental”, y un tanto snob, es mucho más que eso, pues es una enseña de dominio y una estrategia que permite a el o los propietarios representarse y hacerse parte de los objetos, instalando en estos un nombre y un apellido que los integra a una genealogía, una historia familiar y unas formas de sociabiliadad bien definidas, en otras palabras, la familia se proyecta sobre sus posesiones materiales haciéndolas operar bajo la misma lógica de parentesco y linaje que rige los vínculos intra élite.

Derecha: Joseph-Désiré Court, retrato de Isidora Goyenechea, ca. 1861, óleo sobre tela, s/d. Colección Particular. Izquierda: Tintero, Vieux París, Francia, ca. 1850, porcelana esmaltada, s/d. Colección Particular. Foto: PHF
La segunda pieza que abordaremos también se enmarca en la categoría de objetos utilitarios, pues se trata de un tintero de porcelana Vieux Paris, ca. 1850, que representa a una dama sentada y vestida conforme a la moda de su época de producción. Como tantos otros curiosos ejemplares de figuras femeninas de este periodo, la pieza posee dos partes que juegan con la forma acampanada del vestido acrinolado, el que sirve de contenedor, mientras que la parte superior, correspondiente al torso de la figura, hace de tapa y asa. Aunque menos evidente que el monograma inscrito en la vajilla, el lenguaje formal impreso en esta pieza da cuenta de un estrecho vínculo entre el objeto y su propietaria. A ciencia cierta no podemos determinar si el tintero en cuestión se trató de un regalo, o una pieza que la misma Isidora adquirió, sin embargo, por coincidencia o autorepresentación, los guiños que hace esta figura a su dueña se pueden apreciar tanto en el color de cabello como en la gestualidad refinada y vestimenta que aluden a un estatus social elevado, así como también, en la presencia de una rosa en el escote, su flor preferida, elemento también presente en su retrato (ca. 1861) realizado por el pintor francés Joseph-Désiré Court, elementos que nos conducen a afirmar que el tintero, en efecto representa, ya sea por inspiración o apropiación, a la misma Isidora.
De esta manera, nos queda destacar la acertada puesta en escena de la exposición, cuya curatoría permite al espectador conocer, a través de una lograda atmósfera que nos transporta a los salones decimonónicos y de una cuidada selección objetos personales, las diferentes dimensiones de la vida y obra de la empresaria, mecenas y benefactora chilena. Por nuestra parte, la invitación es a aventurarse a leer e interpretar en los objetos de esta colección, otros aspectos de esta gran mujer desconocida y de la época en que vivió, así como también, aprovechar la estratégica cercanía entre el Museo Histórico Militar y una de sus antiguas y más opulentas residencias: el Palacio Cousiño.
Isidora Goyenechea Gallo, Una Gran Mujer Desconocida
Hasta el 01 de abril de 2018
Martes a viernes, 9.30 – 17.00 hrs.
Sábado y domingo, 10.00-17.00 hrs.
Entrada Liberada
Museo Histórico Militar
Av. Blanco Encalada 1550, Santiago.