Entrevista

Navegando Vi, el universo acuático de Paula Subercaseaux

por Manuel Alvarado Cornejo
Lic. en Historia y Lic. en Estética
Pontificia Universidad Católica de Chile

La artista chilena Paula Subercaseaux se encontrará hasta el próximo sábado 5 de mayo presentado su trabajo más reciente en la exposición titulada Navegando Vi en la Galería XS. El principal asunto que anima y unifica al conjunto es la reflexión en torno al  devenir infinito del agua y la huella que ésta deja al fluir, lo que supone una profundización en la búsqueda conceptual y estética iniciada tempranamente por la artista durante sus años de estudiante en la Universidad Católica, que la ha llevado a explorar la materia primigenia del cosmos y su relación con la psique humana. En esta exhibición, Paula nos invita a explorar el universo acuoso a través de un conjunto de obras en cuya producción ha utilizado diversos materiales naturales y antiguas técnicas artesanales, entre ellas, el modelado en gres, la acuarela y la doradura. En la siguiente entrevista la artista nos cuenta sobre algunos de los asuntos que motivaron la realización de estos trabajos, sobre su vínculo con la naturaleza y sobre sus próximos proyectos.

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Vista general de la exposición Navegando Vi. Fotografía de Sebastián Mejía

Tu actual exposición Navegando Vi muestra un conjunto de obras realizadas con diferentes técnicas que no ocultan, y que son, más bien, respetuosas de las cualidades estéticas de los materiales empleados. ¿Cuál es tu relación con la materia?

Te diría que en general me gustan, y me siento más atraída por los materiales de origen natural que por los sintéticos, ya que tienen un carácter genuino, una historia, una vida y una riqueza que remite a su origen. Durante mi infancia viví en el campo y pasé largas temporadas en la playa, lugares en los tuve contacto directo con la tierra, la arena, el agua, el barro y otros elementos, cuyos comportamientos están íntimamente relacionados con sus formas. ¡Eso es diseño puro! Yo tenía un carácter más bien retraído, por lo que cuando tenía alrededor de cinco años, podía pasar horas mirando, por ejemplo, como se evaporaba el agua que caía sobre las piedras o jugando con barro, algo que hice mucho. Además, tenía mi lugar preferido cerca de una acequia. Mi casa era de adobe, por lo que existían temperaturas, luces y sensaciones corporales propiciadas por el entorno físico y sus materialidades, lo que me marcó mucho.

A partir del título de la exposición y del nombre de cada una de las obras, se hace evidente que el agua, ya sea real o simulada, es el elemento que unifica al conjunto de la muestra. ¿De dónde surge la inquietud por instalar al agua como el problema central de la exhibición?

En primer lugar, yo pongo como inicio la experiencia de navegar, que es algo que hemos hecho como familia en los canales del sur. Después de un viaje a Aysén y del contacto con la naturaleza decidí que trabajaría con el tema del agua. La observación del mar, las olas, las lagunas, los ríos, etc., me resultó estéticamente revelador; sentí que quería trabajar con esa experiencia sin pudores ni eufemismos. Además de ello, me interesan algunos aspectos simbólicos del agua recogidos por las filosofías orientales, las teorías de Carl Jung y, por supuesto, por el cristianismo, que la instalan como elemento transformador de la materia con el que vivimos totalmente integrados. Somos 70% de agua, por tanto este era un ejercicio de indagación en torno a una parte constituyente de nosotros mismos.

En la actualidad los artistas cuentan con un sinnúmero de materiales y tecnologías para la producción de obra, entonces, de acuerdo con tu propia visión, ¿cómo los elementos de la naturaleza y el empleo de antiguas técnicas artísticas pueden cobrar vigencia en el arte contemporáneo?

Más que técnicas artísticas se trata de técnicas artesanales. Yo creo que lo artesanal pierde su propio carácter e ingresa en el terreno del arte contemporáneo cuando abandona sus cualidades prácticas o utilitarias, por ejemplo, modificando su escala, o si la idea se impone sobre la materialidad, lo que lo lleva a alcanzar otras dimensiones estéticas.

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#5 [de la serie Brisas en la laguna], cerámica de gres, medidas variables, 2017. Fotografía de Sebastián Mejía

Al observar el conjunto de los trabajos expuestos y algunas de tus obras anteriores, se pone en evidencia la utilización de técnicas tradicionales –como, por ejemplo, el modelado en gres, la doradura, entre otras–, así como también, una profunda sensibilidad por la naturaleza de donde obtienes la materia prima para tus obras (cenizas, greda, crin, etc.). A partir de lo que acabamos de conversar, me gustaría indagar en el modo en que tú logras actualizar a través de tu propia obra materiales y procedimientos técnicos milenarios.

Mi trabajo está un poco entre lo figurativo y lo abstracto, y dentro de esta polaridad reside el valor de la obra. En esa tensión se mueve. Creo que también es importante el hecho de desplazar el material artesanal y situarlo sobre un plinto bajo la luz de la galería, ya que ese sencillo movimiento transforma la percepción de la materia. Por otro lado, intento poner en tensión el material para que adopte una naturaleza distinta a la que tiene, por ejemplo, el tejido de crin quiere ser piel mudada, la greda quiere ser laguna y el oro quiere ser agua densa. Ningún material se corresponde a sí mismo, sus significados han sido descontextualizados. Esto es interesante porque mis obras tienden a confundir al espectador. Finalmente, también es relevante consignar que provengo de una familia muy manual, pues entre mis parientes maternos hay mueblistas, boteros, tejedores, costureros, de manera que el trabajo con las manos me resulta muy cercano. Por otro lado, para mí es muy natural trabajar con elementos tomados de la naturaleza, porque los conozco desde mi infancia.

De manera inédita, en otras de las salas de la Galería, tu padre, el también artista Juan Subercaseaux, está exponiendo un conjunto de óleos y grabados. ¿De qué manera su obra, que en términos estéticos es bastante diferente de la tuya, ha influido en tu propia aproximación a las arte visuales?

Yo soy una gran admiradora de su trabajo, sobre todo por el tiempo que se toma para realizar una obra, de la técnica que ha desarrollado y de su ética. A pesar de que ha sido un artista sin generación y autodidacta, pues nunca estudió formalmente la carrera de Artes Visuales, es respetado por sus pares. Pienso que tenemos en común la forma en que nos aproximarnos al arte de manera alejada de la política y lo coyuntural, centrándonos más bien en el valor de la obra en sí misma. Aunque visualmente nuestros trabajos no se parecen en nada, he sentido siempre su influencia y probablemente por lo mismo me alejé de lo que podría asimilarse a su pintura.

Para finalizar, cuéntanos cuáles son las proyecciones de esta muestra y qué planes artísticos tienes a futuro.

Este trabajo termina con esta exposición, aunque de igual manera no se cierra a otros movimientos, como intentar ponerlo en circulación para conquistar a otros públicos. Eso me gustaría mucho. Pienso que hay piezas “exportables” y tengo algunas ideas en las que me encuentro trabajando. Mi próximo paso será centrarme en la producción de una gran obra de cerámica que se sostenga a sí misma, sin la necesidad del uso de plintos, y que me permita situarla directamente en el suelo o en el muro. También tengo en mente incorporar ejercicios de color a mis acuarelas, utilizando más pigmentos. Por último, pretendo postular a alguna residencia artística en el extranjero que se acomode a mi situación familiar.

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Vista de la serie de acuarelas de gran formato titulada En la orilla. Fotografía de Sebastián Mejía.

Navegando Vi
Hasta el 05 de mayo de 2018, Lunes a Viernes de 11:00 -14:00 hrs.; 16:00 a 20:00 hrs.
Sábados de 11:00 a 14:00 hrs.
Galería XS, Nueva Costanera 3723, Vitacura
Entrada Liberada