Entrevista

Entre bodegones y homenajes. Entrevista a la artista Rocío González Rosas

por Manuel Alvarado Cornejo
Lic. en Historia y Lic. en Estética
Pontificia Universidad Católica de Chile

Curiosas piezas escultóricas que pendían desde el techo, una crinolina victoriana iluminada en su interior, fragmentos de antiguas cerámicas desplegados sobre las paredes, este era el panorama neobarroco que ofrecía hasta el pasado agosto en la Galería Barrios Bajos de la ciudad de Valdivia Oh-Menaje!, la última exposición de Rocío González Rosas (1986). La artista nacional, titulada en la Universidad Austral y con estudios de fotografía en la Universidad de Chile, ha hecho de la cultura material en desuso o descompuesta, así como también del universo femenino y el kitsch las principales problemáticas que aborda en su obra, ya sea desde la fotografía y, más recientemente, el arte objetual. En la siguiente entrevista Rocío nos cuenta un poco más sobre su trabajo, próximos proyectos y las cosas lindas e inútiles que le interesan ¡A leer!

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Paloma, técnica mixta, medidas variables, 2017-2018. Fotografía: Rocío González Rosas

Uno de los primeros medios que has utilizado en tu carrera ha sido la fotografía, con la que has explorado y resignificado las naturalezas muertas ¿Cómo te vinculaste con este género artístico tradicional? ¿Es posible que adquiera relevancia en la actualidad?

La fotografía me ha acompañado desde los 17 años y desde que comencé, me dediqué a construir puestas en escena y a fotografiarlas. Dentro de esa búsqueda aparecieron las naturalezas muertas que, a su vez, están muy conectadas con mi gusto por el barroco y el cuerpo femenino. En relación con esto, diría que mi trabajo sobre naturalezas muertas y mujeres surgió de un espíritu crítico respecto a los cánones impuestos por la publicidad, donde la mayoría de las veces un producto se ofrece de la mano de un cuerpo femenino atractivo y deseable. Me molestaba esa objetualización y decidí valerme de esos mismos medios como sustrato para mi obra. Creo que en ese sentido, todos los géneros tradicionales del arte, como la naturaleza muerta, pueden adquirir relevancia y mantenerse vigentes en la medida en que sean abarcados por los artistas contemporáneos con espíritu crítico y  originalidad.

Dando frutos

Rocío González, Dando frutos, fotografía digital, 2016.

Objetos de represión 2

Rocío González, Objetos de represión 2, fotografía digital, 2015.

Tú última exposición, realizada en la Galería Barrios Bajos de la ciudad de Valdivia, llevaba por título Oh-Menaje! ¿Cuál es el sentido que tiene este juego de palabras? y ¿De qué manera se vincula con las obras expuestas?

Oh-Menaje! es mi primera exposición sobre objetos y su nombre fue pensado como un juego de palabras coherente con la obra, la cual es naturalmente heterogénea y polisémica. En ésta trabajé con bisutería, loza, cerámica gres y porcelana quebrada que luego fue ensamblada y pegada para crear ornamentos nuevos. En relación al título, por una parte está la expresión Oh que es onomatopéyica y, personalmente, me hace pensar en el momento en que por accidente un plato se quiebra; y, por otra, “menaje” es un concepto que inmediatamente conecto con la esfera doméstica de las personas. Cuando lo lees completo adquiere un tercer sentido relativo al “homenajear” y que en este caso representa la revalorización de los oficios que estuvieron presentes en la gestación de la obra: la costura a mano, el ensamblado y pegado de los materiales anteriormente mencionados,y el amor por los objetos cotidianos como tazas, platos y teteras.

Registo exposición Oh - Menaje3

Vista de la exposición Oh-Menaje! (julio-agosto 2018). Fotografía: Rocío González Rosas

En esta misma exposición es posible notar una transformación en tu obra, particularmente en el modo en que te vinculas con la cultura material. ¿Cómo pasaste desde la representación fotográfica de los objetos a trabajar directamente con ellos?

Siempre he sentido un vínculo fuerte con la cultura material y desde niña he coleccionado miniaturas, muñecos y figuras que llaman mi atención, algunas de las cuales incluí en mis primeras fotografías. Fue en esa época que comprendí que lo ornamental era un tópico en mi trabajo y que como tal debía entender el significado de cada objeto puesto en la escena. De esta forma, pelucas, floreros, carpetas de mesa, loza, confeti y revólveres, por nombrar algunos, fueron elementos primordiales en la construcción de mis fotografías y su sentido. Ahora bien, el paso de lo bidimensional a lo tridimensional fue un proceso bastante largo que comenzó frío sumado a la realización de fotos de naturalezas muertas con mujeres, ornamentos y comida, que realizaba en paralelo y esporadicamente. El clic sucedió durante un periodo de muchos viajes en los que tuve la oportunidad de recorrer talleres de artistas, ver colecciones de objetos de diferentes épocas y visitar numerosas ferias de pulgas y antigüedades. De todo lo observado, sin duda lo más inspirador fue ver el trabajo de artistas jóvenes que se atrevían a experimentar con cualquier cosa: pedazos de papel obsesivamente ensamblados con alfileres, máscaras de alta costura creadas a base de semillas venenosas, grandes compresas de vidrio y aire, en fin, un sinfín de cosas. La libertad en la elección de los materiales fue la clave para asumir mi desgano hacia la fotografía digital y dar el paso final hacia la loza que desde siempre me obsesionaba. Pero no era cualquier loza: era loza usada, que había tenido una vida útil y estaba olvidada y muchas veces quebrada. Esa relación de apego hacia los objetos, la esfera emotiva, social e histórica presente en ellos fue el puntapié inicial para mi búsqueda.

Registo exposición Oh - Menaje2

Vista interior del miriñaque expuesto en Oh-Menaje! Fotografía: Rocío González Rosas

Al observar las piezas expuestas en Oh-Menaje! se hace evidente que juegas con la categoría de lo kitsch. A partir de ello, me gustaría saber ¿Cuál es tú definición de esta noción? y ¿Cómo se manifiesta en el universo objetual y doméstico de los chilenos que es, finalmente, el que tu obra cita?

En mi opinión entiendo el kitsch como un fenómeno social y estético que puede emerger en contextos no necesariamente artísticos. Guarda relación con la reproducción de originales, la serialización de imágenes y la producción en masa de todo tipo de mercancías. Independientemente que en términos históricos haya aparecido como resultado de la cultura del consumo, el kitsch es siempre un rasgo que desborda las relaciones formales y de contenido del producto que lo exhibe. Aparece cuando arbitrariamente decidimos hacer interactuar objetos de naturaleza distinta y sin mayores conexiones a nivel formal, sociohistórico o político y esa relación actúa por “alto contraste”.

Un patito de hule, la pintura de un paisaje al atardecer o unos aros de perla pueden no ser kitsch separadamente, pero las interacciones de alguno de estos elementos con otros incomparables, los vuelve kitsch inevitablemente. Existe además una ausencia de jerarquía en ese orden arbitrario, ya que si bien los elementos pareciesen competir, en realidad coexisten y dialogan mutuamente. En virtud de ello, tanto Chile como Latinoamérica son escenarios donde este fenómeno germina y a partir de eso, podemos asociarlo al concepto de neobarroco y comprenderlo como un resultado inevitable de los procesos de colonización y mestizaje en el continente. Ahora, respecto al universo objetual de los chilenos, me atrevería a decir que estas interrelaciones de “alto contraste” de las que hablaba antes, se dan en todas las esferas socioculturales de nuestro país. Conforme a ello, se hace notoriamente más presente en pueblos pequeños y rincones de las ciudades donde existe una identidad muy arraigada, muchas veces antigua y/o heredada y que emerge como resultado de sus interacciones con la cultura de masas.

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Baba, técnica mixta, medidas variables, 2017-2018. Fotografía: Rocío González Rosas

Otros elementos presentes en tu obra son las ideas de “fragmento” y de objet trouvé. ¿Consideras que son relevantes para la correcta lectura de tu trabajo, o mejor dicho para la que tú esperas que se haga de él?

Sin duda, ambas ideas están presentes en mi trabajo y conviven bajo el mismo principio de no jerarquía que mencionaba antes. Respecto al objet trouvé, este es totalmente coherente con mi obra, pues su materia prima ha sido loza rescatada y quebrada. En lo relativo al fragmento, por una parte, lo entiendo como una condición indivisible al objeto encontrado y, por otra , una consecuencia del quebrado de loza que yo misma realizo. Su lógica es más o menos la siguiente: ¿Si consigo un plato quebrado, es un plato quebrado o el fragmento de un plato? La única respuesta que tengo para ello es que son objetos con potencial de ser algo nuevo y en este sentido están muy cerca de las ideas de Duchamp, que profesaba la coexistencia de varios significantes y significados dentro de una misma obra. En mi caso, a todo lo anterior le he sumado el deconstruir y reparar con el fin de producir, obteniendo posibilidades infinitas a la hora de crear.

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Pre-Gender, técnica mixta, medidas variables, 2017-2018. Fotografía: Rocío González Rosas

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Riesgo de lámpara, técnica mixta, medidas variables, 2017-2018. Fotografía: Rocío González Rosas

Para finalizar esta conversación cuéntanos ¿Cuáles son las proyecciones de la cultura material dentro de tu trabajo artístico? ¿Qué planes tienes en lo venidero?

Además de los materiales mencionados, que sigo y continuaré ocupando en el futuro, la exposición Oh-Menaje! contaba con un elemento relacionado al vestuario de las mujeres del siglo XIX, conocido como «miriñaque». En mi obra, yo lo asocio a las ideas de los femenino, la costura y en un sentido metafórico, la prisión y el peligro. Quiero seguir trabajando con este elemento y experimentar con diferentes formas de hacerlo, materiales diversos –tanto industriales como orgánicos–, y nuevas posibilidades de escala y volumen.

Registro montaje y cocido miriñaque3

Vista del montaje de Oh-Menaje! Fotografía: Francisco Ríos Anderson