por Manuel Olivares
Maestría en Humanidades
Universidad Autónoma Metropolitana
Desde la aparición de Alice’s Adventures in Wonderland en el Londres de la época victoriana, esta obra ha ocupado un importante lugar en el imaginario colectivo de Occidente. Desde entonces hasta nuestros días ha sido un prolífico tema para artistas de muchas disciplinas alrededor del mundo entero. En el siglo XX, la ilustración, la fotografía y sobre todo la industria cinematográfica crearon numerosas versiones para representar esta historia, que en conjunto propiciaron la popularidad que tiene en la actualidad este personaje y sus aventuras. A través de estas versiones, un gran público conoce en esencia la historia de Alicia y sus andanzas, pero curiosamente la obra literaria escrita por Lewis Carroll, origen de todas ellas, es menos conocida que el conjunto que inspiró. La primera edición de la obra se publicó en el año 1865 acompañada con una serie de 42 grabados elaborados por John Tenniel. Estas imágenes son las primeras representaciones de Alicia y también de los personajes más importantes de la historia como el conejo blanco, la reina de corazones, el gato de Cheshire o el sombrerero.
Por mucho tiempo, conocí indirectamente las aventuras de Alicia, pero desconocía por completo la obra literaria de donde surge esta historia. En una ocasión, un ladrón me regaló un libro de pastas gruesas color rojo con un pequeño relieve dorado de forma circular en medio de la portada con una niña que abraza a un pequeño cerdo vestido como un bebé y, en la contraportada, otro relieve similar con la imagen de un gato sonriente. El filo de sus hojas es dorado también. El libro es una copia facsimilar de la edición de 1866, publicado en Nueva York en el año 1927. Muestra, naturalmente, un ligero deterioro en parte del lomo y en las desgastadas puntas de sus pastas. Alice’s Adventures in Wonderland. Con esta edición y los grabados que la ilustran conocí la obra.
Después de leerla, me propuse analizar la presencia del silencio en ella; en aquellas circunstancias en las que el silencio existía, pero como otra cosa. En todos los encuentros de Alicia con las criaturas que habitan ese país de las maravillas, hay siempre un primer momento de silencio, como en su encuentro con el gato de Cheshire en el bosque, con la oruga o el sombrerero, por ejemplificar: Alicia y sus interlocutores únicamente se observan, se reconocen como extraños y a partir de ese reconocimiento silencioso comienzan su conversación. El silencio en estos encuentros es un espacio de reconocimiento previo a la comunicación entre Alicia y los personajes que conoce a su paso por ese país de las maravillas. Esta idea me pareció, después de un tiempo, tan densa y aburrida como un bloque de cemento gris. Abandoné el asunto del silencio en espera de un tema verdaderamente más interesante de analizar y sobre el cual escribir.
Entonces, en una lectura posterior y reparando en ciertos elementos presentes en toda la obra y que podrían analizarse de alguna manera, lo encontré: los alimentos que Alicia encuentra en el transcurso de sus aventuras, su relación con ellos y con el desarrollo de la historia. En muchos pasajes de la obra, alimentos de apariencia trivial y carentes de importancia trascienden la esfera de lo común y cotidiano a la que comúnmente se les asocia y adquieren cualidades maravillosas que tienen incidencia directa e indirecta en el desarrollo de las aventuras de la protagonista. Sin embargo, estas menciones pasan casi siempre inadvertidas. Este texto concreta esas ideas a partir de citas tomadas directamente de la obra en las que es clara y significativa la presencia de ciertos alimentos en relación directa con Alicia y sus aventuras. Se presentan a continuación los pasajes y citas de la obra de acuerdo al orden de su aparición y se detallan aspectos de su relación con el transcurso general de la historia.
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En el primer capítulo, una vez que Alicia ha caído ya en la madriguera del conejo, ella descubre una gran habitación llena de puertas cerradas y en una mesa de cristal encuentra una pequeña llave dorada. Alicia prueba esta llave sin ningún éxito en todas las puertas del lugar hasta encontrar una pequeña puerta de unas pulgadas de alto que abre con esa llave. Ve a través de ella un hermoso jardín, pero su tamaño le impide atravesar esa puerta y llegar a él. Ante la contrariedad de su gran tamaño Alicia busca una solución y encuentra en la misma mesa una pequeña y misteriosa botella con la indicación de beber su contenido. Esta pequeña botella remite al gusto inglés por los tónicos medicinales, muy populares en aquella época, e incluso se menciona que los venenos se guardaban en botellas similares:
This time she found a little bottle on it […] and tied round the neck of the bottle was a paper labeled with the words «DRINK ME» beautifully printed on it in large letters […] Alice ventured to taste it, and finding it very nice (it had, in fact, a sort of mixed flavour of cherry tart, custard, pine-apple, roast turkey, toffy, and hot buttered toast) she very soon finished it off (p. 9).
Al probar el contenido de esta botella Alicia descubre un líquido desconocido pero agradable, que mezcla el sabor de alimentos horneados como panecillos y tartas, otros postres dulces y frutas. Este misterioso líquido disminuye su tamaño, pero más de lo necesario y la vuelve demasiado pequeña. De nueva cuenta, en un problema relacionado con su estatura, la solución aparece como un alimento (un pastelillo) también con una indicación para que Alicia lo coma y resuelva con ello su problema de tamaño:
Soon her eye fell on a little glass box that was lying under the table: she opened it, and found in it a very small cake, on which the words «EAT ME» were beautifully marked in currants. “Well, I’ll eat it”, said Alice (p. 13).
Después de disminuir y aumentar su tamaño al beber primero el extraño líquido y comer después un pastelillo, en el capítulo IV Alicia se encuentra con el conejo blanco, quien la confunde con su servidumbre y la envía a su casa a buscar un par de guantes y un abanico para la duquesa. Alicia no aclara la confusión y obedece sus indicaciones. Llega a la casa y en la habitación principal encuentra lo que buscaba pero también otra pequeña botella muy similar a aquella cuyo contenido la hizo disminuir de tamaño anteriormente y, pese a que esta botella carece de la más mínima indicación, Alicia prueba su contenido:
when her eye fell upon a little bottle that stood near the looking-glass. There was no label this time with the words «DRINK ME» but nevertheless she uncorked it and put it to her lips. «I know something interesting is sure to happen (p. 43-44).
Como Alicia suponía, al beber de la botella modifica su tamaño, pero esta vez no disminuye, sino que crece hasta que su cuerpo queda atorado en la habitación y atrapada por su gran tamaño en la casa del conejo. Sin saber exactamente qué es lo que ocurre dentro de su casa, pero consciente de que se trata de un problema, el conejo manda a sus sirvientes a solucionarlo y ellos tratan de arreglar el misterioso problema arrojando sobre la casa una lluvia de piedras, que incluso golpean a Alicia. Al no arreglar el problema los sirvientes proponen quemar la casa, propuesta que empeora su situación al estar atrapada. Para solucionar este nuevo problema con su tamaño, Alicia descubre que las piedras arrojadas contra la casa se convirtieron en pastelillos y ella come uno esperando modificar con ello su tamaño:
Alice noticed with some surprise that the pebbles were all turning into little cakes as they lay on the floor, and a bright idea came into her head «If I eat one of these cakes,» she thought » it’s sure to make some change in my size: and as it can’t possibly make me larger, it must make me smaller, I suppose (p. 53).
Con su nueva estatura consigue salir de la casa del conejo y huir al bosque. Estas modificaciones de su tamaño se relacionan directamente con beber de pequeñas botellas y comer pastelillos que encuentra en sus momentos de dificultad. La primera botella que Alicia prueba la hace más pequeña y el primer pastelillo que come la hace más grande. Este par de alimentos tienen indicaciones para que Alicia los probara. Sin embargo, encuentra una segunda botella sin indicaciones y al probarla aumenta excesivamente su tamaño, problema que soluciona al comer de nueva cuenta un pastelillo. Los cambios que generan esta segunda bebida y segundo pastelillo en el tamaño de Alicia son contrarios a los primeros. Se repiten estos alimentos con los que tiene contacto directo, pero su efecto es diferente. Debido a estas experiencias, Alicia es consciente de las cualidades extraordinarias de la comida en ese lugar donde se encuentra y llega a la siguiente conclusión para obtener la estatura que desea:
I suppose i ought to eat or drink something or other; but the great question is, what? (p. 57)
La famosa oruga aparece al inicio del capítulo V, cuando Alicia busca en el bosque aquel alimento que la haga conseguir el tamaño que desea. En su encuentro conversan largamente, Alicia le cuenta su historia en ese lugar y los problemas y las dificultades por no tener una estatura de acuerdo a sus circunstancias y necesidades, pues se modifica sin ningún control. Cuando la conversación termina, la oruga se marcha, pero antes le indica a Alicia el alimento que debe comer para modificar su tamaño de manera controlada: las partes contrarias de un mismo hongo:
Then it got down off the mushroom, and crawled away into the grass, merely remarking as it went, «One side will make you grow taller, and the other side will make you grow shorter.»
«One side of what? The other side of what? thought Alice to herself.
Of the mushroom», said the Caterpillar […] (p. 68).
Alicia sigue el consejo de la oruga; toma dos partes del hongo para comer algunos mordiscos de cada una y regular con esta combinación su tamaño. Este hongo es el último alimento natural que que Alicia come en el transcurso de sus aventuras, en oposición a los postres horneados y líquidos misteriosos que ha probado anteriormente.
Resuelto el problema de su tamaño, a partir de este punto las referencias a la comida en la obra serán elementos de atmósferas y ambientes de ciertos pasajes y, a diferencia de las primeras referencias culinarias, en estas los alimentos que se mencionan nunca son probados por Alicia. En el capítulo VI Alicia llega a la casa de esa Duquesa que tanto se menciona desde el inicio de la obra. Su particular encuentro ocurre en la caótica cocina de una casa llena de humo, ruidos y estornudos. Un espacio doméstico relacionado a la servidumbre, en contraste con los espacios propios de la nobleza. Encuentra allí a la duquesa, quien arrulla a un enorme y feo bebé, a una extraña cocinera que prepara una sopa y al sonriente gato de Cheshire:
The door led right into a large kitchen, which was full of smoke from one end to the other […] the cook was leaning over the fire, stirring a large cauldron which seemed to be full of soup.
«There’s certainly too much pepper in that soup» Alice said to herself […] (p. 81)
En el siguiente capítulo, ya fuera de la cocina y casa de la Duquesa, mientras camina sin dirección por el bosque, Alicia encuentra al gato de Cheshire. Dialoga brevemente con él y, tras informarse sobre los habitantes del lugar, decide ir en busca de la liebre de marzo, a la que encuentra en compañía del sombrerero y de un lirón en una muy inusual reunión del té al aire libre:
There was a table out under a tree in front of the house, and the March Hare and the Hatter were having tea at it […] (p. 95)
Después de unirse Alicia a esta reunión y conversar sin mucho sentido con sus disparatados integrantes, la liebre de marzo pide al lirón que cuente una historia para amenizar el día. Ella ni siquiera prueba un poco de té, pero a propósito de la historia que cuenta el lirón, se menciona claramente el gran interés que Alicia tenía por los alimentos:
«Once upon a time there were three little sisters, «the Dormouse began in a great hurry; «and their names were Elsie, Lacie and Tillie; and they lived at the bottom of a well-» ,
«What did they live on?» said Alice, who always took a great interest in questions of eating and drinking.
«They lived on treacle» said the Dormouse, after thinking a minute or two. (p. 105-106)
Después del juego de criquet (capítulo VIII), en el que Alicia conoce a la temida reina de corazones, Alicia es enviada por dicha reina a conocer a la casi tortuga y, acompañada de un grifo, parte en su búsqueda (capítulo IX). Antes de contar su historia, esta criatura y el grifo cuentan a Alicia anécdotas de su educación marina y le enseñan la coreografía del curioso baile de las langostas (capítulo X). Para finalizar este capítulo, el grifo pide a la casi tortuga que cante para Alicia su célebre canción: «sopa de tortuga», y la criatura canta esta extraña canción relacionada directamente con un alimento:
Beautiful soup, so rich and green
Waiting in a hot tureen!
Who for such dainties would not stop?
Soup of the evening, beautiful soup!
Soup of the evening, beautiful soup!
Beautiful soup
Beautiful soup
Soup of the evening
Beautiful, beautiful soup
Beautiful soup! who cares for fish,
Game, or any other dish?
Who would not give all else for two
Pennyworth only of beautiful soup?
Beautiful soup
Beautiful soup
Soup of the evening
Beautiful, beautiful soup. (p. 160)
En el capítulo XI, ocurre la última aventura de Alicia: un juicio realizado para determinar la culpabilidad o inocencia del jokie de corazones en el robo de unas tartas hechas por la reina. En este punto final de la obra, nuevamente aparece un alimento horneado (las tartas), cuya extraña importancia y valor justifican todo un juicio levantado por el intento de su robo. En este juicio, el rey de corazones es el juez y numerosos animales y personajes aparecidos en los capítulos anteriores son espectadores y parte del jurado:
In the very middle of the courts was a table, with a large dish of tarts upon it: they looked so good, that it made Alice quite hungry to look at them- «I wish they’ d get the trial done» she thought, » and hand round the refreshments!» (p. 162-163)
El conejo blanco lee, ante los asistentes y el jurado, unos versos con el motivo del juicio: la acusación directa del jokie de corazones como el ladrón de unas tartas. El inusual objeto del robo no es en este caso un objeto suntuario o valioso sino un alimento común y corriente. El hecho de que estas tartas hayan sido hechas por la reina, lejos de justificar el gran valor que se les atribuyen, remarca lo extraño del caso, pues el hornear tartas no es propio de las actividades de una reina:
The queen of hearts, she made some tarts,
All in a summer day:
The Knave of Hearts, he stole those tarts,
And took them quite away! (p. 166)
Apegados a las normativas de todo juicio, son llamados un par de testigos ante el jurado para que den su testimonio con respecto al caso. Estos dos testigos remiten a momentos de la obra en donde es importante la presencia de los alimentos en la construcción de un espacio o una atmósfera:
The first witness was the Hatter. He came in with a teacup in one hand, and a piece of bread-and-butter in the other. » I beg pardon, your Majesty he began «for bringing these in: but I hadn’t quite finished my tea when I was sent for”. (p. 167)
Este personaje y los elementos que lo acompañan remarcan la presencia del té en este punto culminante de la obra y remiten directamente al episodio donde Alicia asistió a la extraña reunión del té de la liebre de marzo. Después de su interrogatorio, que termina siendo un disparate, toca el turno al siguiente testigo, también relacionado de manera directa con los alimentos:
The next witness was the Duchess’ cook. She carried the pepper-box in her hand, and Alice guessed who it was, even before she got into the court, by the way the people near the door began sneezing all at once. (p. 174)
En este caso, el pimentero de la cocinera misma remite a la esfera de lo doméstico, a esa cocina en la que se preparaba esa sopa muy condimentada y donde Alicia conoce a la Duquesa y al gato. Esta es la última referencia indirecta a la comida presente en la obra. El juicio termina sin una resolución, pues Alicia, que forma parte de los asistentes, comienza a aumentar de tamaño. Convertida en un gigante, desafía la autoridad de la reina de corazones y continúa su crecimiento hasta destruir el lugar del juicio y dispersar a los asistentes. Con este caótico episodio del juicio, Alicia finalmente despierta de la siesta en la que han ocurrido sus aventuras.
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La serie de fragmentos seleccionados evidencian la presencia de ciertos alimentos y la interacción directa de Alicia con ellos, pues ella consume el líquido de botellas misteriosas y come los pequeños pasteles que encuentra, alimentos que, de acuerdo a sus circunstancias, modifican su tamaño sin poder controlar estos cambios, hasta que finalmente come las partes de un hongo a sugerencia de la oruga y consigue la estatura que desea. Este hongo es el último alimento que Alicia consume en toda la obra, pues a partir de este punto las siguientes menciones de alimentos en la obra son indirectas y en ellas la comida es solo un elemento en el ambiente. El encuentro de Alicia y la duquesa, el sonriente gato de Cheshire y la cocinera y aquella reunión del té donde conoce a la liebre de marzo, al sombrerero y al lirón son los pasajes más representativos. Los alimentos conforman la atmósfera, pero no son probados en ningún momento por ella.
Al final de su encuentro con la casi tortuga, esta criatura canta la peculiar canción llamada “Sopa de tortuga” constituye una referencia alejada de la cuestión alimenticia, pues, aunque se refiere directamente a un alimento, lo hace de manera lírica y figurada.
Finalmente, Alicia y otros personajes son convocados a un juicio para esclarecer el robo de unas tartas horneadas por la reina de corazones. La última aventura de Alicia en ese país de las maravillas giraba en torno al robo de esas tartas. En el transcurso del juicio los dos testigos que aparecen remarcan la importancia de ciertos alimentos y su relación con ciertos personajes en la obra: el sombrerero y él te, y la cocinera de la duquesa y la pimienta.
Determinados alimentos, con diferentes niveles de significación, aparecen en la obra como líquidos misteriosos contenidos en pequeñas botellas o como aquella sopa con pimienta o la sopa de tortuga. La repostería tiene también una gran trascendencia, pues los pastelillos aparecen en más de una ocasión, así como el pan tostado con mantequilla y las muy importantes tartas horneadas por la reina. Estos alimentos cotidianos, a primera vista comunes y corrientes, adquieren una dimensión de significado distinta en la obra; Alicia encuentra que tienen propiedades extraordinarias y que al consumirlos modifican su persona o que forman parte importante de los espacios en donde se desarrollan sus aventuras.
Para llegar a una conclusión más profunda a partir de estos alimentos, su significado y simbolismo en la obra, es necesario revisar someramente el contexto histórico al que corresponde. Hay que mencionar primero a la época victoriana, denominación que se da al largo periodo en el que la reina Victoria I mantuvo la corona del Reino Unido del 1837 a 1901. Esta época representa también la hegemonía de Inglaterra como potencia mundial y se divide en tres periodos: temprano (1837-1851), medio (1851-1873) y tardío (1873-1901). La publicación de la obra de Lewis Carroll corresponde a la etapa media, en la que acontece la plenitud del imperialismo británico. En cuanto a la cuestión alimenticia, tema principal de este texto, para ese momento histórico hay que considerar dos importantes circunstancias: la escasez de alimentos en la década de 1840, originada por el abandono del campo en pro de la ciudad, y posteriormente la aparición de los primeros productos alimenticios refinados a gran escala (sal, azúcar y harina) como una consecuencia más de la Revolución industrial.
Con la expansión y consolidación del imperio colonial británico, desde el siglo XVIII al XIX se incorporan a la cultura, y sobre todo a la gastronomía inglesa, influencias e ingredientes provenientes de países como China e India donde el imperio tenía importantes colonias. De la India, el imperio británico adquiere el gusto por las especias. Un año después de la rebelión de los cipayos ocurrida en 1857, el control político de la India pasó a manos directas del Reino Unido, lo que se conoció como el Raj británico. No obstante que las especies de la India se conocían en Inglaterra desde principios del siglo XVIII, el gusto por ellas se intensificó durante esta época.
De China proviene el gusto inglés por el té y, más tardíamente, por el opio. El uso del té se remonta al siglo XVI, cuando los navegantes portugueses lo conocieron a partir de su contacto y comercio con las lejanas culturas de Asia; de hecho, la costumbre de tomar el té fue introducida a Inglaterra por la esposa portuguesa de Carlos II, Catalina de Braganza en 1660. A partir de entonces, el consumo del té se popularizó entre la clase noble, costumbre que se desarrolló durante siglos hasta convertirse en paradigma de la cultura británica. Con el opio la cuestión fue mucho más bélica. Su consumo se intensificó tanto en Inglaterra que hubo dos guerras del opio, la primera de 1839 a 1842, entre Gran Bretaña y China, y la segunda en la que Francia se unió como aliada de Gran Bretaña entre 1856 y 1860. En ambas guerras China fue derrotada y tuvo que legalizar el consumo del opio y abrir su país al comercio con mercados extranjeros. Si bien el consumo de opio no puede considerarse un alimento, su presencia en la obra, aunque mínima, es sumamente clara con el personaje de la oruga.
En ese contexto, el gusto inglés por las especias, el té y el opio, así como la producción a gran escala de harinas y la refinación de sal y azúcar, brindan otro significado a todas estas referencias alimenticias que se encuentran en la obra, pues lo que en una primera lectura son elementos maravillosos que inciden en las aventuras de Alicia, simbolizan también, apreciadas en su contexto, el poder de dominación del imperio británico materializado en aquella cultura alimenticia que integra elementos provenientes de otras latitudes del mundo y aquellos productos propios de la industrialización de Inglaterra.
Seis de los 42 grabados de John Tenniel son utilizados para ejemplificar algunos de los pasajes mencionados, citados de Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dogson), Alice’s Adventures in Wonderland, D. Appleton and Co. NEW YORK, 1927.