por CECLI
¡Los libros suelen ser una compañía indispensable en las vacaciones! El equipo editorial del CECLI quiere recomendar y compartir algunas lecturas, desde ensayos a relatos, que pueden refrescar los veraniegos días libres del hemisferio sur–o las lluviosas jornadas del norte. Independientemente de la estación, todas estas lecturas, a partir de sus propias especificidades, permiten adentrarnos en el precioso mundo de los objetos y la cultura material. ¡A leer!
1. Souvenir de Rolf Potts (Nueva York: Bloomsbury, 2018)
Camisetas, gorros, llaveros, magnetos y un largo etcétera se agolpan en las tiendas de regalos de los lugares en los que estamos vacacionando. Esta parece ser una imagen usual ya sea que estemos recorriendo los cerros de Valparaíso o las calles de París ¿Serán acaso los souvenirs un fenómeno propio de la industria turística contemporánea? El viajero y ensayista estadounidense Rolf Potts responde esta y otras preguntas en su libro Souvenir, publicado en 2018 por la editorial Bloomsbury, como parte de la serie de textos enfocados en el estudio de la cultura material titulada Object Lessons. En este texto Potts indaga sobre la historicidad de los souvenirs, trazando su genealogía desde la Antigüedad hasta el presente, lo que lo lleva a proponer que éstos habrían comenzado a tomar un papel fundamental entre los turistas a partir de la segunda mitad del siglo XIX, momento en que la industrialización, el mejoramiento de los medios transportes y la diversificación de los tipos de viajeros convirtieron a los “recuerdos” en un negocio lucrativo. Junto a lo anterior, Potts también ofrece una lúcida reflexión sobre el sentido que tienen los souvenirs, tensionando el vínculo que poseen con el lugar y/o cultura que supuestamente representan y el modo en que nos apropiamos de ellos. Durante estas semanas de vacaciones en los que muchos pasaremos parte de nuestro tiempo en búsqueda de algún objeto característico de los sitios que visitamos, la lectura de este texto nos puede ayudar a pensar críticamente en los aspectos involucrados en nuestras decisiones.
Escogido por Manuel Alvarado
2. Mujeres en Santiago: retratos femeninos urbanos en el siglo XX del Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna (Santiago: Dibam, 2016)
Los catálogos de museos son sin duda una de mis tipologías bibliográficas predilectas, y seguro que han de serlo también para aquellos como yo, que cuando abren un libro, lo hacen en busca de alguna ilustración o fotografía. No voy a mentirles diciendo que éste es el catálogo más lindo que he visto, puesto que no lo es, de hecho a mi juicio el diseño de su cubierta desincentiva tanto su apertura que asumo como un verdadero deber el invitarlos a descubrir el fascinante tesoro que guardan sus páginas y las importantes reflexiones que hay en ellas. Se trata del catálogo de la exposición temporal e itinerante Mujeres en Santiago: retratos femeninos urbanos en el siglo XX, una iniciativa del Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna que buscaba instalar en 2016 una perspectiva de género en su reflexión museológica sobre la ciudad de Santiago. De esta manera, se abrió una convocatoria amplia a la comunidad invitándonos a volver a mirar nuestros álbumes familiares y compartir con el museo aquellas fotografías que dieran cuenta de la presencia de la mujer en la vida cotidiana de la urbe. Yo mismo envié algunas fotografías de mi bisabuela, la Raquelita, junto al Ford T que manejaba, y propietaria de la licencia de conducir de 1926 en la imagen que acompaña estas líneas. El resultado fue una exposición de sesenta fotografías en sepia, blanco y negro, y color, inmortalizadas en este catálogo que hoy se aprecia como un interesante álbum colectivo y ciudadano, y que plantea necesarias reflexiones en torno al lugar que han ocupado las mujeres en el espacio público urbano, hegemónicamente masculino; cuáles han sido los ordenamientos de género en la sociedad santiaguina, y cuánto queda aún por equiparar en siglo que vivimos. Sin duda un libro para observar y reflexionar, patrimonio de todos y por ello disponible en línea siguiendo el hipervínculo contenido en el título del libro.
Escogido por Francisco Castillo Cristi
3. Los Liszt de Kyo Maclear y Júlia Sardá. (Madrid: Impedimenta, 2018)
Solo los domingo la famila Liszt se toma un descanso respecto de la actividad que consume y anima sus días: escribir listas. Además del papel mural, mobiliario y decoraciones propias de una casa de excéntricos, las listas tapizan las paredes y las alfombras, invadiendo todo el hogar. Los 7 integrantes de la familia (mamá, papá, hijos, hija, abuelo y gato) listan sus objetos y pasatiempos preferidos, pero también sus aficiones más raras. Mamá Liszt hace listas de enfermedades horripilantes; papá Liszt, de pequeños insectos alados. Winifred elabora rankings de sus 10 discos favoritos; Edward, de sus pensamientos nocturnos más oscuros clasificando, por ejemplo, tipos de matices del color negro. Todo parece estar bajo control en la casa de los Liszt, hasta que llega un inesperado visitante que no estaba contemplado en ninguno de los listados. El aparente orden familiar -a pesar del caos de anotaciones y cosas- se desequilibra, para darle una preciosa lección a los personajes. Y a los lectores del libro. Los Liszt es un delicioso relato de Kyo Maclear ilustrado por Júlia Sardá, que rinde un homenaje a esos pequeños artefactos culturales, considerados insignificantes a veces, que son las listas, a través de una familia que huele y luce a película de Wes Anderson. Los listados que confeccionan los personajes montan una especie de gabinete de curiosidades doméstico que ya quisiéramos replicar en nuestras casas. Es también un tributo lateral al músico austro-húngaro Franz Liszt, cuyo retrato decora la portadilla del libro. La recta tipografía de la portada, de aliento Art Decó, y las simétricas ilustraciones del interior enfatizan el rol que, desde incluso antes de la invención de la escritura, han cumplido las listas: ordenar, clasificar, recordar. En esta época de listas, en las que rememoramos el 2018 y soñamos el 2019, Los Liszt es una compañía exquisita y una excusa para seguir escribiendo to do lists, decálogos y rankings.
Escogido por Loreto Casanueva
4. Pajarito de Claudia Ulloa-Donoso (Oaxaca: Almadía, 2018)
Pajarito es un libro de cuentos que bien podría ser una de las cajas de Joseph Cornell. Una se asoma y ve la superposición de varias figuras: el cuerpo de un gorrión, el olor de pescado que se cuela en las calles, gotas de lluvia sobre una ventana, luciérnagas que se transforman en hombres y mujeres. Escritos con una prosa breve y concisa, los relatos que integran el libro son indagaciones en la subjetividad de una peruana que vivió una parte importante de su vida en la península escandinava. Desde este punto de contraste, cada relato abre una gaveta en la que lo cotidiano se examina con las herramientas de la inteligencia y la sensibilidad. El hilo conductor entre los textos es un tono permeado por la nostalgia, que sirve como una constante pese a los temas y formas disímiles. No todos los cuentos son de corte autobiográfico: hay varios narradores masculinos —o incluso narradores de género indefinido. Con un lenguaje pulido hasta alcanzar la simplicidad, esta lectura de invierno resulta perfecta para el verano.
Escogido por Marisol García
5. The book. A cover to cover exploration of the most powerful object of our time de Keith Houston. (Nueva York: W. W. Norton & Company, 2016)
Creo que si el libro de Keith Houston The book me gusta, es porque se enmarca en ese subgénero de «libros que uno quisiera haber escrito». Houston no es nuevo en la publicación de libros informativos, hace unos años escribió una joyita que me deleita cada vez que releo, Shady Characters: The Secret Life of Punctuation, Symbols, & Other Typographical Marks, sobre la historia de la puntuación en Occidente. De profesión programador, el autor escocés ha indagado en temas relativos al libro y la escritura por amor y humor, por interés personal, no profesional. A diferencia de los estudios estrictamente académicos con respecto a la historia y la materialidad del libro, The book tiene un tono más prosaico y amigable con el lector que no suele consultar colecciones del siglo XV. Se divide en cuatro partes: 1. la página, 2. el texto, 3. ilustraciones y 4. formas, donde indaga en técnicas que van desde la producción de papiro hasta la encuadernación etíope, en temas como la impresión tipográfica y la manuscritura medieval, y en periodos tan disímiles como la era postindustrial contemporánea y la Grecia clásica. Si bien aborda aspectos sumamente amplios y variados tocantes al mundo de la fabricación, creación y circulación de libros a través de la historia, lo hace de manera superficial y cae en lugares comunes ciertamente superados por la crítica—el especialista quedará con gusto a poco; o quizás con gusto a demasiado. Sin embargo, su genialidad radica, por un lado, en tratarse de un acucioso compendio descriptivo de técnicas que nos otorgan otro tipo de acceso al pasado de nuestras bibliotecas y, por otro, en su metareferencialidad material. Con esto me refiero, puntualmente, al modo en que explicita, dentro del mismo libro, cada una de las partes y materiales que lo componen, señalando con corchetes y letras cursivas de color negro el nombre de secciones, espacios y formatos gráficos como títulos, colofones, hojas de guarda, iniciales decoradas, entre otros. Mi página favorita es la que contiene un marco negro presuntamente vacío cuyo texto explicativo dice: “Una página moderna, producida de papel industrial hecho a máquina. Este libro fue impreso en papel libre de ácido, con PH-neutro por el grupo Yuen Foong Yu en Taiwan, producido de acuerdo a los estándares de sustentabilidad PREPS. Pesa 81 libras por resma de 500 hojas de 25 por 81 pulgadas de tamaño”. Esta página “en blanco” me parece un acierto editorial en todos sus sentidos. Para los lectores que, una vez acabado el libro, quieran seguir aprendiendo, al final incluye no solo una bibliografía con todas sus referencias, también una lista de lecturas complementarias. Me gusta que en los agradecimientos nombre a cada una de las personas a las que visitó e inquirió para aprender sobre los diversos temas que toca. Homenajea, así, no solo a quienes escribieron antes que él, también a quienes hicieron y fabricaron los libros del pasado.
Escogido por Javiera Barrientos