Nota

Cacerolazo

por Manuel Alvarado y Loreto Casanueva
Editores del CECLI

En medio de las consignas y los himnos, las pancartas y los pañuelos, miles de manos sostienen y golpean cacerolas. Por estos días, ese objeto metálico de forma cilíndrica y con asas, indispensable en todas las cocinas, se permite abandonar su funcionalidad habitual para salir a la calle y transfigurarse en instrumento de protesta pacífica, en un bombo improvisado, reapareciendo junto a la cuchara de palo. Su sonido ha sido la música de fondo que ha resonado en todas las ciudades del país durante las últimas horas.

El origen del cacerolazo en Chile se remonta a los agitados años 70, cuando esta forma de protestar, además de su sesgo de clase, devino en una manifestación exclusivamente femenina. Algunos años más tarde el sonido de las cacerolas, pailas y marmitas, reapropiado por el mundo popular, fue la expresión del descontento durante la Dictadura. En la última década, el cacerolazo regresó como expresión de protesta en la que participan indistintamente hombres, mujeres y LGTBI; niñes, jóvenes y adultes quienes exigen mayor justicia social.

A pesar de la urgencia de marchar y manifestarse, la compañía de la cacerola y su elección parece no ser azarosa. Las hay negras y plateadas, pero llaman especialmente la atención aquellas enlozadas, cuyas superficies esmaltadas lucen manchitas de colores, flores, animales y otras figuras algo carcomidas por el uso diario. En ellas, el desgaste es más visible que en las otras: es el roce de lo cotidiano, del trabajo manual, de la comida hecha en casa, del calor del hogar. Que la cacerola cruce la puerta de la cocina y se alce en la vereda no es casual: es el emblema del que cuida a los suyos, la evocación de la época que vio nacer los “cacerolazos” y, sobre todo, la expansión del fuego de la cocina a la hoguera de la plaza y de la esquina.

Les contamos que como equipo hemos decidido, en solidaridad con los acontecimientos que desvelan a nuestro país, suspender hasta nuevo aviso las V Jornadas sobre Objetos y Cultura Material. Si bien es un trabajo que llevamos más de un año forjando, entendemos que la contingencia urge y que debemos centrar nuestras energías en ella. ¡CACEROLAZO!