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Cosas que se leen, cosas que se ven. “Objetos y literatura” en el MODO

por Loreto Casanueva
Editora de CECLI

Así comienza “El sonido de las cosas: notas sobre literatura”, un ensayo del autor argentino Marcelo Cohen: “Ahí están las cosas, acumulándose pese a todo, ni al acecho ni a la espera porque, como se sabe, esperar o acechar son actitudes nuestras. No llegamos a las cosas. Aun cuando las tocamos siempre se entrometen las palabras. Las cosas son lo otro del humano y lo mismo; recuerdan o delatan, callan, se resignan. Son utilidad y redundancia, opacidad y poder, deseo y repulsión, desintegración y permanencia: son lo que somos y lo que seremos. Este tema absorbió mucho al pensamiento del siglo XX. Hoy no es tan así. Por eso emociona ver cómo se afanó la literatura por ofrecer el lenguaje a las cosas”. Cuando los objetos –las tazas, los anteojos, las máquinas de escribir, los dedales, los martillos– son descritos en un relato ocurre un suceso mágico: las palabras los hacen aparecer frente a nosotres, les lectores; entonces pareciera que los vemos. Seguramente aquello que hemos observado, tocado, vestido y manipulado a lo largo de la vida ha entrado en nuestra imaginación, se ha alojado en ella, ofreciéndonos todo el material posible para que imaginemos ese par de anteojos o la máquina de escribir que el narrador describe, al pasar o con minucia.

La emoción de ver que siente Cohen es distinta, es la del lector que repasa la historia literaria del último siglo y comprende que la representación de los objetos en la narrativa, sus usos y simbolismos, fue una especie de novedad que, sin embargo, ha mantenido su constancia. La exposición “Objetos y literatura” que hoy exhibe el Museo del Objeto del Objeto, en Ciudad de México, escenifica otro ver. Pone a disposición de nuestros ojos parte importante y diversa de su acervo que acompaña a una selección de descripciones literarias sobre cosas. Lo que imaginamos durante una lectura privada –la curvatura del asa de una taza, la pequeñez de un dedal, el encuentro entre el metal y la madera en un martillo– aquí lo podemos contemplar bajo la forma de un objeto real, a través de la curatoría del diseñador Luis Rodríguez.

Juego de té. Fotografía de Loreto Casanueva.
La Necesaria, máquina para fabricar botones, México, 1900. Fotografía del Museo del Objeto del Objeto.

Colección de citas, colección de cosas, “Objetos y literatura” –abierta desde octubre de 2021 hasta el próximo mes– muestra 800 artefactos que conversan con fragmentos de textos de alrededor de 50 autoras y autores de distintos tiempos y espacios, desde el siglo XVII hasta la actualidad, entre elles, Matsuo Bashõ, Jonathan Swift, Elena Poniatowska, Fabio Morábito e Irene Vallejo. Hay salas dedicadas a novelas en particular, como Alicia en el país de las maravillas y El principito, y otras a temas amplios que anidan variedad de piezas, como «Viajes», espacio reservado a maletas, globos terráqueos y exotica, “La vida de los objetos”, encuentro entre herramientas, máquinas y juguetes que nos interpelan más allá de sus utilidades, o “El mundo existe para convertirse en libro”, donde se encarnan desde las cosas que Neruda y Borges consagraron en sus poemas hasta los lápices y cuadernos que les habrían permitido escribirlos.

Sala dedicada a El principito. Fotografía del Museo del Objeto del Objeto.
Sala dedicada a los viajes. Fotografía del Museo del Objeto del Objeto.
Latas con cintas para máquinas de escribir. Fotografía de Loreto Casanueva.

Entre ellos uno me llamó la atención, en mi calidad de turista pero también de amante de las libretas: el famoso cuaderno de la marca mexicana Ideal, pequeño, negro, con canto rojo, donde la i del logo es coronada por un corazón, y que se reúne con otro Cuaderno Ideal, la novela que Brenda Lozano publicó en 2014 y que es evocado así, en uno de los muros de la exposición:

Fotografía de Loreto Casanueva.

Ese mismo día recorrí papelerías viejas del centro histórico de la Ciudad de México y en El buen estudiante adquirí mi ejemplar, aún sin estrenar: tal vez lo guarde así, en blanco, como si fuera un souvenir de mi viaje, sí, pero también como recuerdo de la primera exposición de esta naturaleza que he tenido la oportunidad de visitar.

Mi cuaderno Ideal. Fotografía de Loreto Casanueva.

Aunque no puedo negar que extrañé alguna reflexión en torno a, por ejemplo, cómo funciona la descripción de un objeto en la literatura, descripción que tiende un puente entre quien escribe y quien lee –puente entre sus imaginaciones, sus modos de ver las cosas-, en una época en que el giro material y los nuevos materialismos se desarrollan cada vez con más profundidad en el mundo de las humanidades, una exposición como esta, en un espacio como el MODO, museo dedicado desde hace 11 años a la difusión de la cultura material, no puede sino celebrarse. Deseo que otras instituciones se entusiasmen con emprender un ejercicio similar y acerquen a otres espectadores los objetos que se han infiltrado en tantos relatos, que han amoblado sus espacios de ficción y que han portado sus personajes, o bien que han inspirado su composición.

Ubicación: Colima 145, Roma norte, CDMX, México
Horarios: martes a domingo, de 10:00 a 18:00 hrs. Esta exposición estará abierta hasta abril, durante todo ese mes.

Entrada general: $50.00 pesos mexicanos (niñes menores de 12 años entran gratis)
Contacto: contacto@elmodo.mx
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